Por tierras del rio Oja. Zaldierna-Ezcaray

Desde que Isabel y yo decidimos abrir este blog, no habíamos tenido la oportunidad, o no habíamos puesto el suficiente empeño, en publicar una salidita, una vez que desde finales de enero de este año, yo ya me había jubilado. Y fue a mediados de noviembre cuando decidimos coger una casita rural entre semana, para pasar unos días por una zona que no conocíamos y que teníamos muchas ganas de visitar.

Buscando casas rurales por la red, elegimos Rio Zambullón, situada en una pequeña aldea llamada Zaldierna, cerca de Ezcaray. Para llegar a ella había que atravesar la sierra de la demanda que lucía un esplendido aspecto mostrándonos sus inmensos bosques de hayas y pinares.

La aldea de Zaldierna se encuentra en medio del valle del alto Oja. Es un valle relativamente pequeño de aproximadamente veinte kilómetros de longitud total desde su entrada por la villa de Ezcaray hasta la cima de La Cruz de la Demanda, recorrido enteramente por la LR-415. Aunque más exactamente deberíamos considerar a este bello municipio como su salida, dado que el Oja nace en la Sierra de la Demanda y discurre hacia el este en busca del Ebro Si seguimos en su descenso el curso del río Oja, iremos descubriendo un valle que poco a poco se va separando, dejando a sus márgenes laderas empinadas de abruptas pendientes. Actualmente y debido a la despoblación de los años 60 del siglo pasado y también a la normativa europea sobre la producción de leche de vaca, encontraremos que los antiguos cercados de cultivos, desde cereales de altura a la rica huerta, han dejado paso a extensas zonas verdes donde pacen las vacas. Ganado vacuno dedicado enteramente a la producción de sabrosa carne.

La casa, resultó muy agradable, buena cama y excelente desayuno, aunque echamos en falta el poder hacer una cena ligera en ella, sin la perentoria necesidad de tener que salir a Ezcaray a cenar, una vez que ya nos habíamos recogido a eso de las seis de la tarde, debido entre otras cosas a la falta de luz solar propia de la época que habíamos escogido. Sin embargo ese tiempo lo pudimos ocupar charlando con Fernando y… sorpresa!!. Una de sus anteriores visitantes había sido Maria Varela, autora de uno de mis blogs favoritos. El hecho de que Maria, viajera incansable, hubiera estado por esas tierras, nos hacia ilusión o a mi por lo menos y también abría las puertas de nuestra visita de la mejor manera que hubiéramos podido imaginar.

Esa misma tarde, aconsejados por Fernando, no adentramos en un hayedo al que se entra por un camino que sale al lado de Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Tres Fuentes, en Valgañon. Nos sentíamos un poco furtivos porque nos adentramos con el coche unos pocos kilómetros y no parece muy apropiado dar un paseo motorizado por caminos que invitan a disfrutar en silencio de olores, colores y otras sensaciones tan poco habituales, pero como nos lo había dicho expresamente Fernando, pues a lo echo pecho y os puedo asegurar que disfrutamos muchísimo de ese momento. Cerramos el día en el gastrobar del Echaurren degustando algunas de sus e-tapas; croquetas, alcachofas y hamburguesas en miniatura.

Dedicamos el segundo día a visitar Haro y de paso alguno de los pueblos que conforman la denominación de origen de La Rioja. Visitas a bodegas y algunos momentos de tapeo nos ocuparon el día. Y por la noche, como ya hemos dicho, a cenar a Ezcaray y allí nos dimos el lujo de cenar en el Echaurren tradicional.

El Echaurren es una parte de la historia de la cocina tradicional riojana y aunque hoy día lo dirige Francis Paniego, su artífice ha sido su madre Marisa Sánchez. Ella ha reunido y ha sabido transmitir a la carta de este restaurante, una veintena de recetas inolvidables. Las croquetas, el potaje de garbanzos, las alubias, la menestra de verduras, la sopa de pescado, el puré de verdura, las patitas de cordero, el cordero guisado,... hoy en día presume de haber sido el primer restaurante en la historia de La Rioja, en conseguir una estrella de la guía Michelin.

El día siguiente lo dedicamos a visitar alguno de los monasterios que hay por la zona. El camino hacia los monasterios de Yuso y Suso en San Millán de la Cogolla, el de Valvanera en Anguiano y el de Cañas situado en el municipio del mismo nombre, nos ofreció además, disfrutar del campo riojano, que en esta época del año luce lleno de colores.

El camino de regreso nos decía que tenemos que volver, pero son muchos los destinos pendientes que tenemos en nuestra memoria y nuestra imaginación nos llevaba a otras tierras mientras devorábamos kilómetros de vuelta a casa.

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